Una ecografía abdominal es un examen que se utiliza para ver los órganos internos en el abdomen, como el hígado, la vesícula biliar, el bazo, el páncreas, los riñones y grandes vasos sanguíneos como la vena cava inferior y la aorta. A diferencia de los rayos X o las tomografías computarizadas, este examen no lo expone a la radiación ionizante.

¿PARA QUE SIRVE?

La ecografía abdominal nos permite confirmar o descartar patologías de la vía biliar como una litiasis (cálculos) o una infección de la vesícula biliar (colecistitis).
Podemos también, estudiar patologías del riñón, como la litiasis renal, las infecciones renales (pielonefritis); y complicaciones del páncreas.
Asimismo, es utilizada ante la sospecha de apendicitis aguda o diverticulitis o ante complicaciones de una hernia conocida.
Por otra parte, este estudio no es de elección para evaluar patologías gástricas (gastritis, ulceras, tumores) o intestinales (gastroenteritis, tumores).

LIMITACIONES

La ecografía abdominal tiene dos limitaciones principales. Una, la presencia de gases en los intestinos. Como el aire no transmite adecuadamente las ondas de ultrasonido, impide la correcta visualización de los órganos que estén detrás de las asas intestinales.
La otra limitación es el sobrepeso de los pacientes, puesto que la calidad de las imágenes obtenida por ultrasonido es más baja.
Para minimizar estas limitaciones, como preparación para el examen se solicita estar en ayunas las 4 horas previas a la prueba.