Durante el embarazo, la ecografía es un estudio inocuo para el bebé, por lo tanto pueden hacerse las que el médico requiera. No obstante, hay tres etapas clave en el diagnóstico prenatal porque permiten la detección de muchas cosas.

Además de constatar la vitalidad, el número de fetos y revelar de manera muy precisa la edad gestacional, es el momento oportuno de medir la translucencia nucal y detectar las pacientes que tengan altas probabilidades de desarrollar preeclampsia (hipertensión del embarazo). La translucencia nucal es un pliegue en el cuello del bebé que sirve para detectar embarazos con riesgo aumentado de tener alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down, alteraciones genéticas y cardiopatías. La preeclampsia se estudia con el Doppler. La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) recomienda su detección de manera rutinaria en todos los embarazos. La capacidad de detección es mayor cuando a la eco se suma un screening combinado, agregando hormonas específicas del embarazo que produce la placenta.

Se trata de la ecografía morfológica. Aquí se realiza el estudio completo de los órganos del bebé y sirve para detectar un gran número de malformaciones fetales. Además se puede medir el cuello uterino mediante ecografía vaginal para detectar si existe riesgo de un parto prematuro, aunque no todos los centros recomiendan su práctica rutinaria en embarazos de bajo riesgo, si cuando hay antecedentes

En esta ecografía se debe evaluar el crecimiento fetal, el liquido amniótico y la placena.

Es importante saber que los embarazos en los que se presente alguna alteración o sean de alto riesgo, el número de ecografías será mayor, pero en absoluto afectarán de manera negativa al bebe.

Dr. Juan José Lunghi 

Ginecología y Obstetricia.

Diagnóstico prenatal.

MP 5874